En estos días, una página web a la que sigo proponían enviar una carta abierta al Cónclave. Aquí va la mía. ¡¡Confiamos!!
Estimados cardenales,
Sé que se encuentran en vísperas de encerrarse bajo llave, que
eso significa cónclave. No obstante, me atrevo a escribirles esta carta abierta,
con los deseos de un cristiano mantiene la esperanza.
Estamos claramente ante un cambio de época. Hoy más que
nunca, hace falta que nuestra Iglesia vuelva los ojos a Jesús y a su Evangelio.
Nuestro mundo necesita de la Buena Noticia de Jesús, necesitamos poner nuestros
ojos en Él y ver en su rostro el rostro de un Dios “Abba” que nos ama con infinita
misericordia.
Vivimos en un mundo donde la pobreza nos sobrecoge a todos.
Con las Tecnologías de la Información de la Comunicación somos conscientes de
la situación en la que viven gran parte de la población mundial. Esta realidad afecta de forma violenta a los
países del Sur y de forma incipiente la observamos en el Norte desarrollado.
Necesitamos que el mensaje de la Buena Noticia llegue de forma preferencial a
los que más lo necesitan, que nuestra Iglesia siga estando al lado de los más
pobres; y que los cristianos experimentemos la necesidad de compartir
cotidianamente aquello que tenemos.
Les escribo desde la Universidad, como cristiano inmerso en
el medio universitario considero fundamental el diálogo. Me siento seducido por
la persona de Jesús, que dialogaba con todos y de forma especial con aquellos
que estaban más lejos de los estándares religiosos de la época. Creo que el
encuentro, en igualdad de condiciones con otros actores supone un reto
fundamental al que nos enfrentamos en el momento actual.
Me despido de todos ustedes, confío en que podrán escuchar
el susurro del Espíritu. Mientras, el resto de la comunidad creyente,
seguiremos rezando por ustedes.
Afectuosamente
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