Mis amigos Ricardo Cabezas y Pepe Moreno Losada, escrben esto desde el Perú, un testimonio de primera mano:
DESDE EL PERÚ…
“La creación entera gime con dolores de parto…”
Nos encontramos aquí en Perú, más en concreto en el Seminario del Huito, en Jaén de Bracamoros, situado en la zona nororiental del Marañon, cerca de la frontera del Ecuador, hemos llegado hace unos días y nuestra labor aquí será impartir cursos intensivos de teología a setenta seminaristas de cinco jurisdicciones eclesiásticas; ahora estamos viviendo la experiencia de un Perú herido y dolido por estos dos terremotos de tan gran magnitud que tuvieron lugar ayer tarde.
Estábamos todos en la Eucaristía, un joven seminarista hace una petición en la que suplica que el terremoto acaecido hace unos minutos en Lima no tenga victimas ni cause mucho dolor. Enseguida tras la celebración nos dirigimos a los medios de comunicación para informarnos de la magnitud del suceso; hasta ahora nadie se había dado cuenta de nada excepto los perros guardianes que habían estado ladrando con fuerza sin ningún motivo aparente. Las primeras noticias e imágenes son confusas pero ya espeluzanantes, se trata de dos seísmos de siete como siete, y de siete coma cinco grados de intensidad, algo brutal, que se han producido aproximadamente a las dieciocho horas y cuarenta minutos de la tarde (una y cuarenta hora española). El lugar concreto han sido los distritos de Pisco, Ica, Cañete, Chincha, al sur de Lima... El dolor en la gente ya es palpable y comunitario, toda Lima está colapsada y paralizada en la calle, llena de temor y de espanto, ya se habla de desaparecidos y enterrados. El sufrimiento del pueblo pobre es brutal y en dichas zonas se han rajado edificios, sepultado casas, han caído incluso iglesias en las que se celebraba la eucaristía….
El presidente Alan García con prontitud se dirige al pueblo desde su despacho personal rodeado de sus ministros, su discurso tiene un tono cercano, dolido, compasivo e incluso explícitamente religioso, agradece que no haya sido de noche cuando la gente podía estar durmiendo, pide serenidad, se queja amargamente de de los servicios de las compañías telefónicas que no han estado a la altura y están favoreciendo el caos y el sufrimiento con su colapso, e inmediatamente comienza a hablar de promesas y de toma de medidas concretas para los lugares y las personas siniestrasdas, enviando a todos sus ministros a dichos lugares para que ejerzan desde los lugares propios de las desgracias, para hacerse consciente del alcance de la tragedia ; también trata de tranquilizar descartando que se vaya a producir un tsunami, y decide que el día siguiente no haya actividad escolar por no saber en qué estado han quedado los centros escolares así como otros centros públicos.
Nos quedamos hasta tarde viendo las noticias e intentando llamar a los conocidos que están por esas zonas, aunque la comunicación se hace imposible, lo que nos da un sentimiento de impotencia. Nos vamos a dormir con una oración que quiere ser confiada en medio del sufrimiento que ya se hace palpable, esperando la luz de la mañana en la que tendremos noticias más claras y conectaremos con España para tranquilizar a nuestros familiares y amigos, pues en ese momento son las cuatro de la madrugada en nuestro país.
En la mañana nos toca responder a las llamadas de los que están preocupados por nosotros y así tranquilizarlos, y comenzamos a dolernos con el pueblo peruano: son cientos de muertos, muchos todavía sin poder calcular por la destrucción que se ha producido, zonas enteras que han sucumbido en un ochenta por ciento, el dolor y la impotencia son generalizados. Ahora toca la compasión y la solidaridad, nuestros compañeros agradecen que España, con su presidente al frente, sea de los primeros que quieren ayudar y comprometerse en la causa como país materno y hermano.
En medio de este maremagnum y desolación nosotros hacemos nuestras primeras reflexiones y compartimos sentimientos:
- desde nuestra presencia aquí nos sentimos unidos al dolor de este pueblo pobre que le cuesta levantar cabeza y que un acontecimiento de este tipo vuelve a encorvarlos sobre la pobreza y esto especialmente a los más débiles, a los que menos medidas de protección tienen, incluso en la construcción de sus viviendas… el dolor en la pobreza se agudiza especialmente y reclama justicia. La Iglesia habrá de estar viva y despierta ante esta llamada.
- notamos que somos criaturas en una creación con límites y en proceso, que es verdad que la creación entera gime con dolores de parto y que esos dolores están interpelándonos para que aprendamos a ser ciudadanos y hermanos en este mundo, con una apuesta clara por la fraternidad universal, por la verdadera globalización del humanismo, sabiendo que todos necesitamos de todos… los seísmos podían haber sido donde estamos nosotros en el departamento de Cajamarca… o en el mismo Badajoz…aunque nuestras construcciones están aseguradas para seísmos de cierta intensidad, pero cualquier riada puede despertarnos con dolor y muerte.
- que no es de recibo que empresas que consiguen grandes resultados económicos en estos países pobres, algunas españolas, no estén a la altura de un buen servicio de comunicación en estas catástrofes cuando las cuotas que pagan los usuarios si están al nivel del mundo europeo, mucho más allá de las verdaderas posibilidades del pueblo llano y sencillo.
- agradecemos el gesto hermano de España aportando su ayuda rápida para esta situación, y nos gustaría que fuera el signo de un país que se compromete realmente con la causa del mundo y de los pobres buscando verdadera justicia y fraternidad, compromiso por una verdadera ciudadanía comprometida que valora a los seres humanos por la dignidad personal y no por el lugar o la nación a la que pertenecen, la apuesta por una ética de ciudadanos por encima de razas y lugar.
- que es una ocasión propicia para reflexionar tomar conciencia de la universalidad, y hacernos generosos creyendo que el dolor del otro también es mi dolor y que trabajar por él y compartir es enriquecerme y crecer por dentro haciéndome universal.
- y, por último, desde esta tierra y esta gente sentimos la apuesta por un Perú que tiene fuerzas y futuro, que puede vivir en la utopía y responder con esperanza y ánimo ante una situación de dolor; nosotros sentimos el deseo de acompañarles en este ir hacia delante con la mira puesta en la justicia y en la ciudadanía universal.
“La creación entera gime con dolores de parto…”
Nos encontramos aquí en Perú, más en concreto en el Seminario del Huito, en Jaén de Bracamoros, situado en la zona nororiental del Marañon, cerca de la frontera del Ecuador, hemos llegado hace unos días y nuestra labor aquí será impartir cursos intensivos de teología a setenta seminaristas de cinco jurisdicciones eclesiásticas; ahora estamos viviendo la experiencia de un Perú herido y dolido por estos dos terremotos de tan gran magnitud que tuvieron lugar ayer tarde.
Estábamos todos en la Eucaristía, un joven seminarista hace una petición en la que suplica que el terremoto acaecido hace unos minutos en Lima no tenga victimas ni cause mucho dolor. Enseguida tras la celebración nos dirigimos a los medios de comunicación para informarnos de la magnitud del suceso; hasta ahora nadie se había dado cuenta de nada excepto los perros guardianes que habían estado ladrando con fuerza sin ningún motivo aparente. Las primeras noticias e imágenes son confusas pero ya espeluzanantes, se trata de dos seísmos de siete como siete, y de siete coma cinco grados de intensidad, algo brutal, que se han producido aproximadamente a las dieciocho horas y cuarenta minutos de la tarde (una y cuarenta hora española). El lugar concreto han sido los distritos de Pisco, Ica, Cañete, Chincha, al sur de Lima... El dolor en la gente ya es palpable y comunitario, toda Lima está colapsada y paralizada en la calle, llena de temor y de espanto, ya se habla de desaparecidos y enterrados. El sufrimiento del pueblo pobre es brutal y en dichas zonas se han rajado edificios, sepultado casas, han caído incluso iglesias en las que se celebraba la eucaristía….
El presidente Alan García con prontitud se dirige al pueblo desde su despacho personal rodeado de sus ministros, su discurso tiene un tono cercano, dolido, compasivo e incluso explícitamente religioso, agradece que no haya sido de noche cuando la gente podía estar durmiendo, pide serenidad, se queja amargamente de de los servicios de las compañías telefónicas que no han estado a la altura y están favoreciendo el caos y el sufrimiento con su colapso, e inmediatamente comienza a hablar de promesas y de toma de medidas concretas para los lugares y las personas siniestrasdas, enviando a todos sus ministros a dichos lugares para que ejerzan desde los lugares propios de las desgracias, para hacerse consciente del alcance de la tragedia ; también trata de tranquilizar descartando que se vaya a producir un tsunami, y decide que el día siguiente no haya actividad escolar por no saber en qué estado han quedado los centros escolares así como otros centros públicos.
Nos quedamos hasta tarde viendo las noticias e intentando llamar a los conocidos que están por esas zonas, aunque la comunicación se hace imposible, lo que nos da un sentimiento de impotencia. Nos vamos a dormir con una oración que quiere ser confiada en medio del sufrimiento que ya se hace palpable, esperando la luz de la mañana en la que tendremos noticias más claras y conectaremos con España para tranquilizar a nuestros familiares y amigos, pues en ese momento son las cuatro de la madrugada en nuestro país.
En la mañana nos toca responder a las llamadas de los que están preocupados por nosotros y así tranquilizarlos, y comenzamos a dolernos con el pueblo peruano: son cientos de muertos, muchos todavía sin poder calcular por la destrucción que se ha producido, zonas enteras que han sucumbido en un ochenta por ciento, el dolor y la impotencia son generalizados. Ahora toca la compasión y la solidaridad, nuestros compañeros agradecen que España, con su presidente al frente, sea de los primeros que quieren ayudar y comprometerse en la causa como país materno y hermano.
En medio de este maremagnum y desolación nosotros hacemos nuestras primeras reflexiones y compartimos sentimientos:
- desde nuestra presencia aquí nos sentimos unidos al dolor de este pueblo pobre que le cuesta levantar cabeza y que un acontecimiento de este tipo vuelve a encorvarlos sobre la pobreza y esto especialmente a los más débiles, a los que menos medidas de protección tienen, incluso en la construcción de sus viviendas… el dolor en la pobreza se agudiza especialmente y reclama justicia. La Iglesia habrá de estar viva y despierta ante esta llamada.
- notamos que somos criaturas en una creación con límites y en proceso, que es verdad que la creación entera gime con dolores de parto y que esos dolores están interpelándonos para que aprendamos a ser ciudadanos y hermanos en este mundo, con una apuesta clara por la fraternidad universal, por la verdadera globalización del humanismo, sabiendo que todos necesitamos de todos… los seísmos podían haber sido donde estamos nosotros en el departamento de Cajamarca… o en el mismo Badajoz…aunque nuestras construcciones están aseguradas para seísmos de cierta intensidad, pero cualquier riada puede despertarnos con dolor y muerte.
- que no es de recibo que empresas que consiguen grandes resultados económicos en estos países pobres, algunas españolas, no estén a la altura de un buen servicio de comunicación en estas catástrofes cuando las cuotas que pagan los usuarios si están al nivel del mundo europeo, mucho más allá de las verdaderas posibilidades del pueblo llano y sencillo.
- agradecemos el gesto hermano de España aportando su ayuda rápida para esta situación, y nos gustaría que fuera el signo de un país que se compromete realmente con la causa del mundo y de los pobres buscando verdadera justicia y fraternidad, compromiso por una verdadera ciudadanía comprometida que valora a los seres humanos por la dignidad personal y no por el lugar o la nación a la que pertenecen, la apuesta por una ética de ciudadanos por encima de razas y lugar.
- que es una ocasión propicia para reflexionar tomar conciencia de la universalidad, y hacernos generosos creyendo que el dolor del otro también es mi dolor y que trabajar por él y compartir es enriquecerme y crecer por dentro haciéndome universal.
- y, por último, desde esta tierra y esta gente sentimos la apuesta por un Perú que tiene fuerzas y futuro, que puede vivir en la utopía y responder con esperanza y ánimo ante una situación de dolor; nosotros sentimos el deseo de acompañarles en este ir hacia delante con la mira puesta en la justicia y en la ciudadanía universal.
¡Ojalá nuestra tierra extremeña, sepa revitalizar sus raíces hermanas con este pueblo peruano y sea generosa y comprometida con esta situación , como lo son un buen número de sus hijos extremeños que andan dando su vida insertos en este pueblo y en esta historia peruana¡ En este momento de dolor y desolación, gritamos con esperanza: ¡Viva el Perú¡
Ricardo Cabezas Herrera y José Moreno Losada. Sacerdotes de Badajoz.
Ricardo Cabezas Herrera y José Moreno Losada. Sacerdotes de Badajoz.
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