Aquellos que me conocéis sabéis que soy un amante del Camino de Santiago, he tenido la oportunidad de realizar durante tres ocasiones el Camino que tiene por meta la Catedral de Santiago de Compostela, en la primera ocasión lo hice con amigos de mi pueblo, y fue también una fantástica oportunidad para conocer buena gente, se trataba de una peregrinación organizada por la Conferencia Episcopal Española. Tres años más tarde, compartí un tramo del camino Portugués con unos amigos de la Universidad, fueron días de encuentro, de reflexión. En el año 2005, tuve lo oportunidad de realizar de nuevo la peregrinación a Santiago, tras la realización de mi último examen, cogí la mochila e hice las últimas etapas del Camino Francés, allí me encontré con amigos que participaban en el Encuentro de Universitarios Católicos en Santiago.
Creo que la experiencia del Camino es muy recomendable, que es una oportunidad para reflexionar, para compartir con otros, para conocer a otros. En esos días es posible comprender las enseñanzas del Maestro con la que respondió a la ambición de los hermanos Zebedeos:
Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
Creo que la experiencia del Camino es muy recomendable, que es una oportunidad para reflexionar, para compartir con otros, para conocer a otros. En esos días es posible comprender las enseñanzas del Maestro con la que respondió a la ambición de los hermanos Zebedeos:
Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
(Mt 20, 25-28)
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