“Os anuncio una gran alegría: Hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”
Lc 2, 10
Si hay algo que es propio del Evangelio es que provoca
ruptura, desasosiego, que rompe los cauces establecidos. Cuando no lo hace, escuchamos/anunciamos
un Evangelio edulcorado, domesticado, hecho a nuestra imagen y semejanza.
El misterio que celebramos hoy, es ante todo eso, Misterio.
Un Dios que se hace hombre y que lo hace desde la sencillez y la humildad de
una aldea de Israel. Y lo hace así porque quiere mostrar el rostro de un Dios
Padre al que no alcanzamos a comprender, un Dios parcial que actúa con una
infinita misericordia, que pone en el centro al débil y al pobre, que ama sin
esperar nada a cambio.
Frente a la lógica del mercado, Jesús nos va a mostrar la lógica del regalo, de la entrega,
en palabras de Francesc Torralba, la lógica del don.
¿Es posible hablar hoy de alegría? Yo creo que sí, me siento
afortunado por haber conocido el mensaje de Jesús. En esta noche, en la vida,
tan sólo podemos descalzarnos, estar en silencio y meditar este Misterio, del
Dios encarnado.
Os deseo que sepamos entrar en lo profundo de esta
experiencia y que lo manifestemos en nuestras vidas. Sólo desde ahí podremos
desearnos y vivir una Feliz Navidad
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