En ocasiones, en la Universidad se escuchan discursos muy pesimistas acerca de los alumnos. Pocas veces se destacan sus virtudes y capacidades.
En el día de hoy, último día lectivo antes de las vacaciones, hemos tenido nuestra clase de Resistencia de Materiales según constaba en el horario. Al contrario de lo que cabría pensar, estaban la mayoría de ellos. No ha podido la Nochevieja universitaria salmantina, o las ganas de quedarse en la cama tras las fiestas de ayer. Han ejercido su derecho a recibir clases todos los días lectivos, y cumplido con su obligación de asistir.
Tras la clase, tuve oportunidad de asistir a la Junta de Escuela ordinaria que estaba convocada en el día de hoy, allí también estaban algunos alumnos que habían respondido a la convocatoria.
Dos muestras para reconocer también la profesionalidad de nuestros alumnos, y para en clave creyente dar gracias a Dios por ellos, porque sin ellos la Universidad perdería su sentido.
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